
1. ¿Qué tipo de proyecto estás haciendo?
Antes de mirar catálogos, pregúntate:
- ¿Es una lámpara?
- ¿Una ventana?
- ¿Un cuadro decorativo?
- ¿Algo que va a estar al sol todo el día?
Cada proyecto tiene sus necesidades. Por ejemplo, para una lámpara estilo Tiffany, vas a querer vidrios que difuminen la luz, no que la dejen pasar como si nada.
2. Textura: ¿liso o con carácter?
- Vidrio opalescente: tiene un aspecto más sólido, como si tuviera leche. Ideal para dar privacidad o crear profundidad.
- Vidrio cathedral: es más transparente y deja pasar la luz con fuerza. Perfecto para ventanas o efectos de color vibrante.
- Vidrio texturizado: hay de todo tipo (martelé, granulado, rugoso). Añade interés visual y puede ocultar lo que hay detrás sin bloquear la luz.
3. Color: no todo es lo que parece
El color cambia según la luz que reciba. Un vidrio azul puede parecer gris en sombra y brillar como zafiro al sol. Por eso, si podés, mirá los vidrios con luz natural antes de decidir.
4. Grosor y facilidad de corte
Algunos vidrios son más duros de cortar que otros. Si estás empezando, buscá vidrios de grosor medio (2-3 mm) y que no tengan demasiadas burbujas o texturas locas. Te vas a ahorrar frustraciones.
Consejo final
No te cases con un solo tipo de vidrio. Mezclar texturas, colores y transparencias puede darle vida a tu obra. Y si tenés dudas, en Saint Mark Studio te ayudamos a elegir el vidrio perfecto para lo que tenés en mente.